Shodokizen

SOBRE ZEN

 

DOJO ZEN NALANDA







Esta es una breve crónica del  BUDISMO ZEN en Barcelona, tal como la viví desde el Dojo Zen Nalanda de la calle Montcada desde Junio de 1980 hasta Junio de 2017. Treinta y siete años no son pocos, un soplo en el tiempo.

No pretendo una mirada definitiva , ni completa de la historia del Zen en España, ni mucho menos, si no, que más bien, esta es la narración de una experiencia que tuve el honor de compartir con mi padre y otros durante tantos años.  Es una mirada desde la experiencia, por lo tanto tiene más de confesión íntima que de documento científico. Más adelante cuando ordene todos los archivos del dojo haré un documento más objetivo, estoy en ello.
Para los que quieran profundizar en el sentido histórico, les recomiendo el libro de Francisco Díez de Velasco “El Budismo en España” Historia, visibilización e implantación” Ed. Akal 2013. El autor habló largo y tendido con mi padre Jesús Tenko Senho Martínez Bueno, en su momento me encargué de comprar ejemplares y repartirlos a los miembros históricos del Dojo. Este libro tiene la singularidad de que existe en lectura para ciegos de la ONCE, se consiguió mediante una gestión de mi padre que había ido perdiendo la visión y era socio de esta organización. En este libro se le cita a  título individual en pgs 59-61,209 y a Nalanda Dojo en 48,59,60,66,67,139,205,209-211,286 y fotos 7, 46-47, 83,103-104, XXXI.
Como se puede ver, numerosas citaciones cultas y rigurosas que me permiten seguir divagando en mi experiencia subjetiva.

El Dojo Zen de Barcelona, conocido como el Dojo de la calle Montcada, se empezó a urdir  en el año 1979 fruto del encuentro de un pequeño grupo de personas interesadas en la práctica del budismo zen y que conocían la enseñanza del Maestro Taisen  Deshimaru. El gran introductor del Soto Zen en Europa.

                                   


En los primeros años ochenta del siglo pasado se dieron los primeros pasos en la búsqueda del camino del Zen en Barcelona. En el dojo  de la calle Montcada 31-33 Pral.2ª, se fundó un centro de meditación Soto Zen impulsado por varios jóvenes entusiastas y entre ellos también mi padre Jesús Martínez Bueno, “Tenko Senho” que siendo bastante mayor que el promedio de edades del grupo y por su condición de abogado, asumió las primeras gestiones legales del funcionamiento del dojo inaugurado por el Maestro Taisen Deshimaru en 1981. Para ser rigurosos el primer Dojo conocido en España fue el “Ho Un Do” (Lugar de la Nube Preciosa)   de Sevilla en 1977. 

Mi padre me invitó a acompañarlo y juntos fuimos a ver un local que estaba en alquiler en la calle Montcada, 31-33 Principal Puerta 2ª.  En esta calle están los palacios más bonitos de Barcelona, están ahí desde el siglo XII hasta hoy.  Construidos bajo el auspicio del linaje feudal de los Montcada, es una calle medieval .Ahí, en esa calle, Numerosos palacios abrieron aquí sus puertas entre los siglos XIV y XVIII, esos edificios de la arquitectura gótica civil barcelonesa se han ido convirtiendo en casas y luego en Museos, como son los palacios de Berenguer de Aguilar (Museo Picasso), Cervelló-Giudice (antigua Galería Maeght), Dalmases, de los Marqueses de Llió (Museo de las culturas del mundo), etc.… y junto a ellos el Dojo Zen más antiguo y duradero de Barcelona, sino de España. Durante 38 años en el mismo sitio hasta el 31 de Julio del año 2017 en el que lo cerré. En esa calle he dejado una parte de mí mismo. 


                                                                              


                         



                            

         
Ahí estábamos, mi padre (58) y yo (28) visitando un piso lúgubre, sin apenas luz natural, repleto de cristales rotos por el suelo que crujían al caminar bajo nuestros pies. De esa visita rescaté dos largos y estrechos tubos de cristal que supongo pertenecían a un misterioso alambique de más de dos metros, que  habían destilado líquidos de un antiguo laboratorio  químico del político Heribert Barrera. Evaporándolos al calentar y condensándose al enfriar. Uno de ellos se rompió en un cambio de vivienda, el otro lo conservo como si fuera un transparente testigo de esos años. Yo estaba allí y guardo ese estrecho y largo tubo de ensayo de cristal como testigo. Pero nada  hubiera sido posible sin el esfuerzo y entusiasmo de otros jóvenes de mi generación  liderados por  Pere Secorun que se volcaron en transformar ese amasijo de cristales rotos y sombras  ahumadas en un resplandeciente “zendo” en un lugar propicio  para llevar a cabo el camino de la meditación sentada. Pere Secorun continúa guiando la vía del medio, con esfuerzo y dedicación discreta en su dojo Centre Zen de Barcelona en el barrio de Sants. También él ,fue la obsesión de mi padre durante mucho tiempo por un suceso que explicaré más adelante.
En ese momento, ningún administrador sensato hubiera alquilado un piso a un grupo de jóvenes greñudos que le explicaban no se qué, de no se qué meditación oriental muy relajante. Los kimonos negros, ninguno a medida del que los usaba, se mezclaban con el humo de los cigarrillos y con unos aspectos poco aseados e impropios de la pulcritud del zen. Estábamos aprendiendo y las contradicciones eran necesarias.



   Foto en la que aparecen algunos amigos nombrados. En una sesshin Étienne Zeisler.
    Entre ellos mis amigos y compañeros de la UAB Olga Palet, Lluisa Vert, Raimon Arola con su gran bigote,               Xavier Blanch con barba, y creo  Josep Mª Cabané  que conocí más tarde, Pere Secorun el primero de la última        fila de la derecha.

Por este motivo, mi padre, abogado, persona entrada en años y con americana de tweed y corbata, fue quien convenció al Señor Gras, de Fincas Gras, representante de la propiedad, que no eran una banda de forajidos, ni una secta peligrosa. Así firmó mi padre un contrato de alquiler como local de negocio destinado a actividades culturales el 1 de junio de 1980 Lo hizo con el abuelo de los Gras, luego vino el padre y yo firmé un nuevo contrato con la nieta, Nuria Gras en la etapa final del dojo. El contrato del n º 31-33 Pral 2ª de la calle Montcada se firmó por parte de mi padre el 1 de Junio de 1980. Mi hijo Pau tenía cinco años. En marzo de 1981, a instancias de un grupo de practicantes del Zen de Barcelona, ​​entre los que se encontraba JesúsTenko Senho Martínez Bueno, el maestro Taisen Deshimaru vino a hacer una sesshin (retiro) en Caldes de Montbui e inauguró, en el piso principal segunda del número 31-33 de la calle Montcada el primer dojo zen de Barcelona.


   Taisen Deshimaru en el dojo de la calle Montcada haciendo la caligrafía el camino está debajo de       tus pies.

 Quizá estoy insistiendo mucho en los guarismos de nuestras edades respectivas, en esos treinta años que nos separaban, pero es que para mí, sigue siendo el gran misterio de mi vida.

Cuando miro las fotos de esa época, veo a tantos amigos míos, veo a Raimon Arola, Lluisa Vert, a Xavier Blanch, a Olga Palet, a Pere Secorun junto a mi padre y me pregunto cómo es que yo, siendo un buscador de la luz como ellos, no estaba siempre allí. No asistí nunca a las seshines, ni a ningún tipo de actos. Pero, quería saber más del zen, aclarar las ideas que yo mismo me había metido en la cabeza y sin embargo, estaba allí, mirando a Taisen Deshimaru a lo lejos, escondido tras unas cortinas en la Fundación Miró, cruzándomelo en la calle Montcada y mirándole de reojo. La respuesta es fácil de imaginar. La relación con mi padre no era fácil, no podía serlo como obliga toda pugna entre generaciones. Nuestros respectivos egos y caracteres se acababan imponiendo.
Iré dando algunos toques biográficos salteados, porque no entiendo una evolución por el camino, por la vía espiritual que no se entrelace con la materialidad, a veces cruda y grosera de la vida. Otra cosa, sería habitar un monasterio en la nieve como en Ei-heiji, centro principal de la secta Budista Soto Zen. Una tentación que todos hemos tenido alguna vez.

                                  

                                            

                              














El dojo  se encontraba junto al Museo Picasso


Por ejemplo, se da la curiosa circunstancia que yo ya frecuentaba la misma finca antes de que allí se colocará el dojo, pues unos amigos artistas de la Escuela de arte Massana en el mismo número de la calle Montcada, un piso
más arriba de donde se iba a construir el futuro dojo, tenían un taller de pintura, cerámica y joyería, algunos aún eran estudiantes de la Escola Massana de la que yo ya era profesor desde 1978. Ese taller era un lugar de trabajo y encuentro, de mucha diversión, de amores y desamores. En ese lugar entre risas y vino se hablaba de arte, ahí nacían nuevas relaciones y acababan otras. Así,me sucedió a mí. Ese lugar cambio mi vida de la noche a la mañana.
Entre la pérdida de la tontería a los 18 años hasta esos 28 que me contemplaban en el momento inaugural, había tenido tiempo, en esos diez años, de dejar una carrera, empezar otra, acabarla, hacer la mili, casarme, tener un hijo, cambiar dos veces de domicilio y estar a punto de separarme y encontrar un nuevo amor.

He puesto énfasis en la perdurabilidad del dojo, pero para quitar importancia al hecho y luchar contra el ego vanidoso, hay que decir que  si bien es cierto que el Dojo se ha mantenido en el mismo lugar desde su fundación, eso tiene un mérito, pero algo relativo, si tenemos en cuenta que en el mismo año y unos metros más allá, cuando la calle cambia de nombre, se creó el Mudanzas de la calle Vidrieria,15, un bar de encuentros, amistades y borracheras que aun continua allí y que ha superado la longevidad del dojo. Lo mismo puedo decir del  aroma rancio del “Champanyet”, la antigua bodega que estaba frente al dojo, ese olor se prendió antes en mi memoria que cualquier barrita de incienso “go-san” japonés quemada en el incensario del dojo. Mis amigos, los del piso de arriba, la mayoría  escépticos en materia de meditación, cuando alguien se equivocaba en el timbre y pedía por el dojo, ellos contestaban  entre risas que no, que allí jodo. Eso sí, cuando sonaban las campanas de las ceremonias, el mokugyo, el gong o los cánticos de los sutras que subían por el patio común se guardaba un discreto silencio.

Lo mismo han vivido los numerosos practicantes de Sábado por la mañana que han lidiado, con resacas, gritos de dolor y de placer que se oían en el patio de luces,  intentaban dejar pasar sus propios pensamientos sin entretenerlos en la mente. (Hishiryo). Ya dijo en cierta ocasión el maestro Deshimaru que la prueba de la meditación, la pasó cuando embarcado en un destructor de la armada japonesa, tuvo que hacer zazen bajo los cañones.

Ambos estábamos en la búsqueda de la luz que prometía el camino hacia oriente. Yo, llevado por la tendencia de mí época buscaba remedios al malestar, mezclados con todo tipo de experiencias místicas y él, un abogado con despacho en la Rambla de Catalunya, pero, también un permanente rastreador de la verdad, la buscó hasta su último suspiro. No descansó nunca.

Ambos, habíamos hecho juntos un viaje a París en 1971, buscando la iluminación de Gurú Maharaji , un niño regordete y con poco carisma aparente que era conocido como Gurú Maharaji llamó mi atención y la de mi padre.
También encontré algunos discos de Sonny Rollins,  allí oímos hablar por primera vez de un monje japonés que acababa de llegar , su nombre estaba en boca de todos. Allí también nos hicimos Ciudadanos del Mundo en la Rue de la Cépède en el distrito 5º volvimos con  carnet, acreditación y algún panfleto anarquista. Íbamos juntos a muchas partes, al vegetariano de la calle Canuda, teósofos, amigos de la India, allí conocí a Aurobindo y  Krishnamurti, incluso estuvimos cerca de la fe Bahai en un pisito minúsculo escuchando la música de salterio. Yo tenía 19 años y no había matado al padre, más bien iba bajo su sombra. Iba con él, pero a cierta distancia. A mí, me correspondía por generación indagar, verificar las lecturas que había hecho sobre Zen de la mano de D.T. Suzuki, Allan Watts y tantos otros.








                                                                                                 
                                                                                                         Mensajero de Guru Mahara Ji en Barcelona


El lector intuitivo, adivinará que hay algo que chirría en esta relación. Me pongo en su lugar y me pregunto con él lector perplejo: ¿cómo es posible que, en ese contexto generacional propio de la evolución de cualquier joven inquieto de la época, aparezca la figura de un padre autoritario que por definición es siempre alguien a quien fastidiar, contradecir o superar? Ahí, se encuentra una parte del misterio.
De acuerdo, que yo era un modelo que se ajustaba a una época, casi un tópico generacional, mi pelo largo, mis sandalias, mis camisas blancas de cuello indio, mi bolsa de piel ajada y mis gafas Lennon, ¿pero mi padre?, abogado con despacho en Rambla de Catalunya/Aragón, con varios títulos a sus espaldas ¿qué hacía allí?




En el banco de la plaza cívica de la UAB (1973)  sentado el primero por la derecha con mis inseparables Marta, Lluisa, Gerard Arlández y Daniel Reina
              Gerard y Daniel marcharon a Still Point con el maestro de Taichi, Gia Fu Feng.



     Pere Secorun el 4º por la derecha con otros jóvenes

    Mi padre sentado en el suelo sin quitarse nunca la americana entre unos jóvenes de mi edad.








Mi padre sentado en el suelo 5º por la izquierda


                                            Mi amigo Raimón Arola. compañero de estudios en la UAB entre ellos


En la Barcelona de mi generación, al inicio de los años setenta, los vapores de Oriente se extendían por la ciudad desde la India, el “patchouli” y otras plantas aromáticas prohibidas, hacían de Barcelona un lugar de encuentro y de partida para ir a Ibiza o a Formentera. Las lecturas de los jóvenes de mi generación eran auténticas puertas abiertas a un mundo desconocido. Los libros de Alan Watts, Suzuki, Lao Tse, Krishnamurti eran best sellers de la espiritualidad. Un grupo de amigos escogidos, muy pocos, en la facultad, esperábamos con fruición la llegada hacia el mediodía, después de las clases de la mañana, de Luis Racionero en su seiscientos de color blanco, con una americana con pequeñas estrellitas plateadas espolvoreadas por el tejido de raso  de color rojo intenso. Para nosotros era aire fresco en un clima de contestación política en la que no participábamos mucho, la verdad. Nos explicaba cosas que publicó en su libro “Filosofías del Underground “finalista del premio Anagrama en 1976, daba sus charlas sentado en posición de loto sobre la mesa del catedrático, quemando incienso, mientras nos hablaba de su experiencia en Berkeley y de los misterios del paisajismo chino. Era nuestro “gurú” occidental.  No sin cierta resistencia por parte de algunos alumnos desconfiados que se resistían a dejar a un lado las exigencias de la razón para adentrase en ese nuevo territorio de hedonismo y paradojas. Recuerdo entre ellos a Jaume Vallcorba y a Josep Olives.



                                                                        Can Pere en Ibiza. 1974


 En Ibiza Con Llüisa  1974




1977. (25 años)

Sin saberlo bien leíamos tanto textos de la tradición Rinzai Zen, Soto Zen, hinduismo, Taoísmo y algunas incursiones a los inevitables santones de nuestra época como: Gurú Maharashi , Maharishi Mahesh y los cánticos y pastelitos de Hare Krishna. Mi afición no pasaba desapercibida, me di cuenta de ello, cuando Miquel Molins, compañero de estudios de arte contemporáneo y persona bien conocida en el mundo académico como gestor cultural, en cierta ocasión me lo recordó en público . Las “chinoisseries” y el mundo universitario no suelen llevarse muy bien.

Nuestra condición de universitarios hacia que tuviéramos una especial tendencia hacia las frase complejas , surrealistas de los koans propios del Budismo Rinzai. De hecho todas nuestras lecturas eran de esa rama del Budismo Zen, más provocadora para las mentes racionalista, lógicas de  unos jóvenes universitarios que veíamos en ese desafío algo muy atractivo.

Es cierto, en honor a la historia que mi padre llego a lo que podríamos llamar: lo oriental,  como el resultado de una curiosidad insaciable por todo lo que fueran rarezas y buscando serenidad. Como he dicho las titulaciones son infinitas, las tenía de todo tipo. Su primera vocación, ya fue fruto de esa curiosidad. Solía explicar que se apuntó a la Escuela de Náutica de la Plaza Palacio, siguiendo a un personaje que le pareció misterioso desde la casa de sus padres en el ensanche, hasta allá abajo, cerca del mar. Vio que entraba en ese bonito edificio neo-clásico de la Plaza de Palacio y él, que no tenía la más mínima vocación marítima, acabo siendo oficial de la marina mercante. Una profesión que ejerció poco tiempo y de la que apenas hablaba con nosotros. Pensándolo bien, hablaba poco con nosotros, en general. Su presencia fuerte y un carácter irascible que no perdió hasta el final de sus días, hacía que fuera difícil compartir nada con él. Pero, insisto, entonces ¿qué hacíamos allí juntos?

                                  
            Mi padre(4º por la izquierda) con unos jóvenes sentados junto a Taisen Deshimaru en la                                                         Gendronnière(1980) (58 años-28 años)
                
En 1983, los seguidores de Deshimaru fundaron en este mismo lugar la Asociación Budista Nalanda y el Dojo Zen Barcelona. En 1992, las dos entidades se separaron, el Dojo Zen Barcelona con Pedro Taiho Secorún al frente se trasladó a un piso cercano de la Plaza  de San Agustín y más tarde a la actual sede, se ha consolidado como una referencia fiable en la enseñanza del zen en Barcelona y el monje Jesús Tenko Senho Martínez Bueno siguió en el mismo local como presidente de la Asociación Budista Nalanda, una entidad cultural creada por él y dedicada al estudio del budismo y a  la Meditación Zen. Es así como surge  el Dojo Zen Nalanda, dedicado a la meditación zen y a la práctica de shodo (caligrafia), el chado (ceremonia del té) y el kyudo (tiro con arco japonés). De ese mismo año guardo un plano minucioso con todo tipo de medidas del dojo hecho por dos compañeros, uno  arquitecto y otro artista de la Escuela Massana, porque mi padre me solicitó que le diera algunas ideas de continuidad. Las escuchó pero hizo lo que tenía que hacer que era escuchar la voz de su necesidad. Así lo hizo y empezó la construcción de una nueva etapa en el dojo ya dirigido totalmente por él, creando una nueva sangha pero en lamentación constante de cómo se había producido la ruptura. Una fijación que mantuvo siempre. Los agustinos eran un tema de conversación recurrente.

La Asociación Nalanda es miembro fundador de la Unión Budista Europea (EBU) desde el año 1984, organización de la que Jesús Tenko Senho Martínez fue uno de sus patrones. La EBU, creada en 1975, es una red de comunidades y organizaciones budistas europeas que acoge todas las corrientes y escuelas del budismo. Su principal objetivo es la promoción del budismo en Europa mediante el desarrollo de relaciones amistosas entre las organizaciones budistas europeas y el fomento de la cooperación entre materias de interés mutuo. El 1986 la Asociación Nalanda, organizó en Barcelona la XI Asamblea Internacional de la EBU.



                                     

                              Grupo de asistentes con mi madre María Clarà Puiggermanal
                                                  (tercera empezando por la derecha) 1992


                             

                      Grupo de asistentes junto a mis padres Jesús Tenko Senho Martínez Bueno
(primero a la derecha de la foto) y María Clarà Puiggermanal.(tercera a la derecha de la foto)
1992

También es preciso destacar que la Asociación participó el año 1992 en los servicios religiosos de los Juegos Olímpicos de Barcelona, ​​y en el 2004 intervino  en el Parlamento de las Religiones en el marco del Fòrum Universal de les Cultures de Barcelona.
Esa relación con la EBU, propició que en dos ocasiones se nos invitara a participar en encuentros internacionales, uno en Tailandia y la otra en Vietnam. En ambas ocasiones mi padre me animó a ir en su representación pero nunca lo hice y en mi lugar fueron dos miembros destacados del dojo  Juan Fco. a Tailandia en 2007  y a Vietnam, Neus en el año 2008.



                                         Juan Fco. Segura de blanco,en el centro de la foto.2007



La grave escisión se produjo en el dojo en 1992 entre dos facciones: el grupo mayoritario de jóvenes que marcharon en bloque y mi padre. Quedó sólo, eso sí ,con la titularidad del contrato le permitió continuar en el mismo lugar a pesar de la ruptura. Toda la vida, posterior a ese acontecimiento, reclamó como propias las dos caligrafías que Taisen Deshimaru hizo en el dojo y para el dojo de Montcada. Siempre mantuvo que debían haberse quedado allí. En una, la frase del Shobogenzo definitoria de la esencia del momento, del recorrido sin intención, de la vacuidad del pensamiento: “El camino está bajo tus pies”, la otra, un dragón que nos causaba siempre acaloradas discusiones, sobre si decía que salía o entraba en el agua. Dogen en  el Fukanzazenzi  escribe : “Una vez que hayáis conocido su esencia   seréis   parecidos   al   tigre   cuando   entra   en   la   montaña   o   al   dragón   cuando   se sumerge en el océano” siempre creyó que era una mala jugada,

Desde 1992 el Dojo, a diferencia de los más tradicionales, se convirtió en un lugar polivalente en el que debido a la gran iniciativa de Tenko Senho, mi padre, se hacía todo tipo de actividades. En ese año, el dojo estaba muy despejado y en él se podía ver el altar y la makiwara de paja y los arcos fue un buen momento de armonía, unidos por el vacío entre Kyudo y Zen. Pero, poco a poco, fue cobijando diversos útiles para la práctica de otras disciplinas y el espacio, ya lo sabemos, es limitado.






                                                  1993

En el 22 de Mayo de 1997, festividad del Wesak Budista, tomé “refugio” y decidí ponerme a disposición de mi padre. Sabía de las dificultades que se me avecinaban dado el fuerte carácter del monje Tenko Senho, tal como podrían atestiguar los que han pasado por la experiencia y han salido “bendecidos” escaleras abajo de la calle Montcada. Es en ese año que me decido a practicar  Kyudo bajo su maestrazgo, a la vez que empiezo mis clases de Shodo con el maestro Abiko Keizo Sensei al que mi padre había invitado a hacer unos seminarios. El maestro Abiko Keizo era a su vez discípulo del gran renovador del jardín zen  japonés Sigemori Mirei de quien tengo dos esplendidas caligrafías. Puedo decir que es desde entonces que oriento de una manera continuada mi práctica en estas dos disciplinas.

En el Blog Principal se puede lincar ver con la Historia del Kyudo Zen ligado al Dojo.


Durante todos estos años mi inmadurez y obligación de hijo, era estar sin parecer que estaba. Discutiendo los domingos en su casa ante una suculenta paella, preparada por mi madre, si el Koan era necesario o no. Y otras cuestiones de la práctica. Nos tomaba mucho rato y buena pugna dialéctica. Así pasábamos la tarde, con un Oporto para hacer bajar la paella y consiguiendo que  mi madre se sintiera orgullosa de nosotros.
En muchas de nuestras conversaciones, este era un tema de confrontación entre mi padre y yo. El Budismo Soto Zen consiste en sentarse frente a una pared y meditar: Zen es Zazen. Nada más. Mientras a mí ,me fascinaban las paradojas taoistas   supuestamente absurdas  de los koans. 

En Kyudo, tuve el honor de que  mi padre Tenko Senho,  hiciera  el 22 de Agosto de 2002 el tiro simbólico que ratificaba mi aprendizaje durante esos  años desde que había empezado a tirar en el dojo-pajar que tenía en mi casa “El tres Puigs” a las afueras de Rabós d´ Empordá. Un lugar  que guardo profundamente en mi memoria, el lugar de la gran transformación. Allí también, encerrado durante diez días hice una copia caligráfica completa del libro del Tao.  Un trabajo minucioso en una tira de papel japonés de siete metros de largo por cuarenta centímetros de ancho.












Dojo Can Mu en El Tres Puigs.  2002

También empecé a tomar algunas clases de Shodo (caligrafía) en una escuela oficial ,pues quería perfeccionar mi trabajo que iba haciendo desde 1997 con mi maestro Abiko Keizo Sensei por libre. Me presenté a unos cursos de la escuela Nihon Shuji del maestro Kampo Harada a diferencia de lo que me había pasado en Kyudo  con la AEK , al ver mi experiencia y nivel me colocaron para examinarme  de primer dan, sin pasar por los ocho niveles anteriores y así empecé en 2006 consiguiendo en cinco años el diploma de maestro superior tercer dan o grado de Koto Shihan  en 2011 que me permite dar clases a japoneses adultos. Pues llevando una vía de corazón a corazón, sin niveles ni grados como pura meditación caligráfica, mu dan, con mi maestro Abiko Keizo Sensei, me puse en el camino de lo reglado. Para eso solo tengo una respuesta, quería presentarme ante mis alumnos con un título bajo el brazo para ganarme su respeto inicial al no ser nativo. Cuando se lo expliqué a mi maestro auténtico,  lo hice en voz baja y sin mirarle a los ojos.



                                  
                                           Joan, David, mi padre y yo. 2006 La foto es de Juan Carrasco.

En el año 2006, mi padre quiso refundar la Asociación Nalanda y me nombró Vicepresidente. Tuve la sensación, quizá equivocada o no, de que este nombramiento sorprendió negativamente a algunos miembros de la Sangha y no tardé mucho en dimitir de ese cargo. Lo que si es seguro,  es que mi padre iba pensando cada vez más en el futuro ,en el relevo. Ya he mencionado que quiso que lo representara en las celebraciones del Vesak en Tahilandia y en Vietnam que delegué a otros miembros de la Sangha. La decisión final se tomó en el año 2011.

Este año de 2006, con motivo de la celebración del XXV  aniversario del Dojo Nalanda se preparó una conmemoración con diversas actividades.  En esos años mi padre que nunca había delegado sus funciones en nadie, en esta ocasión, dejó que un grupo dedicado a las artes marciales llamado Wa Rei Ryu que lideraba el sensei Francisco Royo, tuviera  bastantes iniciativas. Se organizaron muchos actos de celebración. Entre ellos la entrega de una replica de la caligrafía de Taisen Deshimaru "el camino esta debajo de tus pies"que con más voluntad que acierto había hecho el propio Royo sobre una tela de pintura.  El grupo, muy numeroso, solía ir uniformado con los "mon" del grupo que sobre todo practicaba una modalidad de Iaido y Kenbutsu, el camino de la espada que había creado el propio Francisco Royo. Tiene merito porque la tradición es muy exigente en estas artes. Debo decir que colmaban de elogios y respeto al viejo monje Tenko Senho que me lo contaba con mucha satisfacción. Este tema lo trataré con más extensión en otra ocasión. 



     Mis padres junto al grupo Wa Rei Ryu y Paco Royo . Juan Carrasco,Joan Boix y Neus Miró a la derecha de la foto..



Ahora lo que quiero destacar es que con motivo de esta celebración se hizo una impresión de una postal conmemorativa y de reclamo para nuevos practicantes para el dojo en la que se veía a Taisen Deshimaru caminando por la calle Montcada camino del dojo. 
Hace un par de años, ya fallecido mi padre, estaba mirando y ordenando documentos y fotografías. Lo hacía con detenimiento y encontré el original. Me dí cuenta que  una de las personas había desaparecido entre una foto y otra. Primero pensé que se trataba de dos instantes diferentes y que el personaje en cuestión se hubiera avanzado caminando y al tirar la segunda foto ya no estaba.
Las miré con detenimiento y creo que puedo decir que son la misma imagen pero que como sucede en las fotos de los cosmonautas rusos o los generales soviéticos, que los hacían aparecer o desaparecer de las fotografías como ya había  demostrado el fotógrafo Joan Fontcuberta, alguien había manipulado la imagen y una persona había desaparecido.  En realidad dos, porque la que venía inmediatamente después también. 

No pude confirmarlo con  mi padre naturalmente y por eso desconozco de quien era el desaparecido, quien  lo decidió  y porqué. A parte de la curiosidad del hecho, a mi me pareció que era una buena ilustración de mi relación con el dojo y la he tomado como emblema de mi estar y no estar, de aparecer y desaparecer constante como ya he explicado.







En  el  año 1997 me habia confeccionado el “rakuso”, si bien no fue hasta el 2011, cuatro años antes de morir mi padre, que utilizando las prerrogativas que tenía como monje ordenado por el maestro Taisen Deshimaru,  y Etienne Zeisler , me hizo monje en una ceremonia muy emotiva con el nombre de Joshu Senho , en 2012 lo hizo con un discípulo preferido J.F.S y con  Josep Manuel Sôsen Campillo discípulo que fue  ordenado monje en 2014.

Con esta decisión mi padre quería insinuar que me decidiera a tomar el relevo en el dojo Nalanda y así lo hice, en  Febrero de 2011 haciéndome cargo de todos los gastos y gestión del dojo hasta Julio de 2017 que se cerró el Dojo. Me hacía cargo del Dojo Nalanda, tras treinta años de práctica desde su fundación y veinte de dedicación continuada por parte de mi padre con su propia sangha.

En ese mismo año, se dio otra curiosa circunstancia de entrecruzamiento de nuestros recorridos personales entre padre e hijo. Ese  mismo año de 2011 el Diario La Vanguardia en su sección La Contra le hizo una entrevista en la que Jesus Tenko Senho Martínez Bueno decía como titular : "Sonreír es la mejor manera de estar en el mundo". La frase gustó mucho a la familia, porque resaltaba una faceta del carácter de mi padre poco conocida por nosotros. 
Se puede leer la entrevista que hizo el diario La Vanguardia (mayo de 2011) clicando en la siguiente dirección:


         

Bien, decía que se había producido una feliz coincidencia más, y es que yo era colaborador en la sección de Arte y Cultura de La Vanguardia desde 1982 hasta el año 2013 en el que deje de colaborar por decisión propia, debido precisamente a los nuevos retos que me había propuesto con el Dojo. 
Eso me hace recordar que en honor a la verdad, que quiero que impregne mis palabras, he de contar. Si bien mi madre solía comentarme los artículos, unos le gustaban más otros menos, mi padre, sin embargo, nunca me dijo nada en todo ese tiempo de colaboración en la prensa. Cuando no comprendía alguna rareza de su comportamiento lo interpretaba como un koan y me quedaba más tranquilo. Lo mismo hice cuando ,en dos ocasiones, me presento a terceras personas como su padre.

En estos últimos años del Dojo, ya bajo mi cargo, me propuse dedicarme plenamente a impulsar la práctica del Shodo y del Kyudo dejando como responsables de las ceremonias y la práctica de Zazen  a dos discípulos muy queridos por mi padre: Neus Miró y Juan Fco Segura que se alternaban en la dirección de la práctica. La presencia de Tenko Senho nos acompañaba en la distancia, aunque no podía ir casi ningún día, quizá algún que otro sábado por la mañana que yo lo pasaba a buscar por su casa y lo acercaba al Dojo. Su salud estaba ya muy tocada por la edad avanzada. A pesar de su avanzada ceguera y que yo asumía todo lo del dojo, siempre se daba cuenta si había hecho algún cambio en su universo perfecto, un buda cambiado de sitio, una nueva luz...
Mientras yo me dedicaba a llevar el dojo, asumir los gastos y conseguir alumnos para las clases de Shodo y Kyudo. En este tiempo, cree la escuela Shodokizenryu para atender a mis alumnos haciendo del shodo y del kyudo una exploración de la energía, ki, y una práctica meditativa, zen.

En el Blog principal se puede lincar con Shodo Zen para tener una idea más detallada  de esta actividad.

                                        

También inicié los sábados lo que llamé  "Conversaciones en el Dojo" que tuvieron buena asistencia. Queríamos dialogar con el corazón más que con la mente. Así el Zendo acogía una actividad más.







           Entre las convidadas estaba  Laia Montserrat  y su conocimiento del zen  de  Durckheim




                                  Toni Pons nos invitó a ver y comentar la película "Bienvenido Mr Chance.




                    
Copia hecha por mi del Maka Hannya o Sutra del Corazón.

Mi padre moría el 21 de Octubre de 2015 a la edad de 93 años , Josep Manuel Sôsen Campillo, uno de sus discípulos, oficio un emotivo funeral budista en Sancho de Ávila con la asistencia de la familia, de algunos miembros de la sangha del Dojo Zen Nalanda y dos monjes tibetanos. Thubten Wangchen, director de la Casa del Tibet de Barcelona a quien le unía una fraternal amistad y Lopön Pepe Aponte director del Centro Tibetano Nyingma Tersar Dudjom Tersar de Barcelona. El recitado del Maka Hannya Haramita Shingyo fue un último homenaje con el ofrecimiento de incienso y flores. En un día señalado dibuje con sus cenizas sobre un jardín de piedra seca un kanji, que él solía tener siempre cerca y que significa inmortalidad.

El viejo maestro murió, pero, como él mismo dijo, delante de un árbol que se estaba secando junto a mi dojo- pajar del Tres Puigs en Rábós  d ´Empordá  
“ el árbol muerto sigue indicando el camino”. Su muerte significó un punto y aparte en la vida de Nalanda.




Del interior de una encina seca brotaba una nueva.
                                                    Es el origen de una frase muy sabia y repetida por todos   

                             
Ante esta situación, inicié una serie de contactos para saber cual podía ser la decisión adecuada, consulté con lo que quedaba de la sangha, con  Neus Miró a quien doné el gastado rakuso de mi padre, en el interior de la bolsa siempre llevaba un crucifijo de plata y ébano que había sido de su madre y que yo mismo puse entre sus manos cuando agonizaba.  Juan Fco. Segura ya poseía  el Kesa del maestro, pues se lo había cedido él mismo en vida. También consulté al prestigioso monje de la Gendronnière Guy Mercier, pero no hubo un acuerdo. 


                         
                                             

                                                                    Foto  Noviembre 2018 con Guy Mercier

Guy Mokuho Mercier  empezó por primera vez a practicar zazen con el Maestro Deshimaru en 1973 en el campo de verano en Lodève  y 3 años más tarde, en marzo de 1976, se convirtió en su discípulo al recibir la ordenación de monje.


                                  


                                        
                                           Rakuso Tenko Senho


   
                                       Kesa Tenko Senho


Pasados algunos meses , tras muchas deliberaciones conmigo mismo, decidí contactar con Manel Sôsen Campillo, que como ya he dicho era discípulo  de mi padre, que ofició su funeral y había creado una sangha en el zendo Namasté del Guinardo. Una persona muy activa, periodista y con mucha iniciativa, discípulo que fue ordenado monje por Jesús Tenko Senho Martínez en 2014. Entre varios proyectos, había sido instructor de meditación en la Cárcel de Mujeres de Barcelona (Wad-ras). Una persona muy conocedora de la tradición y casi diría un erudito en textos budistas que había escrito bastantes libros publicados en José J. De Olañeta, Editor, libros como: Instrucciones al Cocinero, de Eihei Dogen; El Secreto del Zen (con ilustraciones de Juan Francisco Segura); Los Diez Bueyes y Tres Canciones Zen; ¡Meditad! Una respuesta espiritual a la crisis material actual; El Verdadero Ojo de Buda-El Shobogenzo de Eihei Dogen.

El mes de julio de 2016, después de un proceso de conversaciones,  el pequeño Zendo Namasté del Guinardó, que se había ido desarrollando en el seno de la Associació Namasté, se trasladó a la calle Montcada, al Dojo Zen Nalanda. Creamos una nueva junta  para la Asociación Nalanda en la que Manel seria el Presidente y yo el vicepresidente, junto a otros socios con cargos diversos. Manel hizo algunos cambios, e intervenciones en el local, hizo limpiezas de paredes y de malas vibraciones. Durante un año hubo un esfuerzo para llevarlo adelante hasta que económicamente el proyecto se demostró inviable. 














Y así el mes de junio de 2017 Nalanda decidió dejar el histórico espacio de la calle Montcada y trasladar su sede al barrio del Guinardó. Se encontró un nuevo local en la calle Agregació 44,  tras ser profundamente remodelado y se creó una nueva Junta en la que yo ya no participé , hice donación de material necesario para la práctica del za zen , unos objetos que eran un símbolo de la presencia de mi padre en el nuevo dojo que fue inaugurado el 30 de diciembre de 2017.



                             PUERTA SIN PUERTA. 

                                            無門關.



A los pocos meses de está difícil decisión, volví a pasar por curiosidad y con cierta  inquietud, después de tantos años, por Montcada 31.33  y me encontré con que la puerta del Principal 2º, sede de  nuestro camino en el zen, había sido tapiada

PUERTA SIN PUERTA. 無門關. es el nombre de un gran libro de 48 Koans recopilados en la tradición Chan (Zen) compilados por el maestro chino de zen Wumen Huikai 


El Satori fue inmediato. MUMONKAN . La entrada sin puerta. Es así como la encontré.
                                                         



Invierno 2017






                                               Tenko Senho junto a la tumba del Maestro.


Después de tantos esfuerzos por aprender y aprender y enseñar y enseñar ¿Cuándo practicamos? Me he retirado de mi trabajo profesional para eso, para practicar como “mu dan” aprendiz de  las artes del Zazen, Shodo, Kyudo y Taichi en Can Mu, una casa en un pueblo de la costa  Empordanesa por donde entra la tramontana. Los olivos, de un pequeño terreno cercano, me permite practicar y profundizar en el tao de la energía primordial, es decir comer, dormir y beber con los amigos.

                                    

 



                                                          Antoni Tàpies


                                                  Jesús Joshu Senho Martínez Clarà.













                            ¿Usted es Budista?




                                   
En una reunión pública en la que participaba mi padre como representante de la Unión Budista Europea, una señora, muy bien arreglada, vestida de manera clásica y con un crucifijo brillante en su garganta, le preguntó: ¿usted es budista? Utilizando un tono de perplejidad. Mi padre, no vestía con hábitos que lo señalaran como tal, incluso diría que despistaba un poco por llevar una abundante cabellera que no perdió nunca en lugar de una cabeza rasurada, como indican los cánones budistas.
Ante la sencillez y la espontaneidad de la señora, yo también me hice la misma pregunta ¿yo soy Budista?

                     

En casa, mi mujer, mis hijos o los amigos cuando observan que me irrito, me violento, me desanimo ante los acontecimientos o me como una hamburguesa me dicen ¿pero, tú no eres budista?
Parece como si hubiera un comportamiento y unas señales externas que confirmaran la adscripción a una religión.  Es curioso que mientras los curas cristianos disimulan que lo son y ninguno lleva hábitos que  los distingan, sin embargo lo primero que hacemos los que nos acercamos a las religiones orientales , al día siguiente de matricularnos es ponernos signos distintivos. Muchos de los que se acercan a Oriente lo hacen atraídos por la atracción de un look nuevo que haga cambiar sus señales hacia los demás…ey….si …..que lo soy….soy un buscador y alardeamos de  ser diferentes, de comer diferente…

Yo mismo, escribo en mi biografía que fui ordenado monje zen, que soy discípulo en la práctica de Taichi de la escuela del maestro Chen Man Ching y de Sagino Shihan en la práctica del Kyudo Zen, en el Shodo haciendo caligrafía. En todos los casos visto la diferencia para indicar que estoy en un Do es decir en un camino……pero,  ¿ camino hacia a donde?
Esa pregunta necesita una respuesta. Es cierto que hay muchas personas a mi alrededor que son felices sin ser de nada, aceptando la vida tal como es. Al menos eso parece, siempre digo, cuando me reúno con mis compañeros de camino: no puede ser que tanta gente esté equivocada y que solo nosotros, una minoría  estemos en lo cierto. Por estadística tendríamos que convencernos que  hay algo que no funciona.

Es cierto, también, que no todo el mundo es de algo y que siempre hay una minoría de artistas, científicos, cantantes o banqueros , pero de buscadores de la verdad, de los secretos de la existencia , de esos hay pocos , hay  unos cuantos, entre los que me cuento, que a diferencia de la mayoría necesitamos una especie de empujoncito para seguir yendo por el camino y seguir viviendo.
El Budismo igual que el Cristianismo o el Islam u otras religiones se pueden entender como una práctica ortodoxa en la que el adepto se encuentra en la dulce  comodidad de la aceptación de todos los principios y dogmas de cada una de las religiones.  Aunque sea muy esforzado está la satisfacción de pertenecer a un grupo que ha dado una respuesta a los grandes interrogantes de la vida.Eso se llama refugio en el Budismo y se llama así porque pertenecer a algo te protege, te quita incertidumbres  si cumples los preceptos a raja tabla, en cada uno de ellas hay una sola manera de ser católico, mahometano o budista. Existe una sola y exclusiva manera de creer. Debemos cumplir con unos preceptos y normas  para entrar en una comunidad y conseguir el fin último. Si sigues lo preceptos y tienes fé  está, casi, asegurada la salvación.
El Cristianismo, el Judaismo o el islam y tantas otras religiones se basan en la esperanza de conseguir una vida mejor en el más allá, no aquí, en la tierra, la esperanza de otra vida  futura, plena y feliz. Esa es la clave para comprender todo, para cumplir con los preceptos e incluso por mantener una vida éticamente correcta en base a los principios de cada una, todas te aseguran la entrada en un paraíso prometido. Se basan en la promesa  y en la  revelación de unos seres  de procedencia divina que los guiaran. Eso no me interesa.


Por el contrario ,el Budismo que me fascina se basa en  la palabra de un hombre que despierta a una realidad y ofrece una solución, eso ya es una diferencia, no hay un Dios que envía a los hombres un mensajero, si no que es el propio hombre transformado que ofrece una solución, eso es muy diferente. El Budismo se parece más una filosofía de vivir que una religión con Dios que proclama una vida futura en un paraíso prometido.
No obstante hay que decir que a lo largo de los siglos el Budismo se ha convertido en una religión y que muchos fieles esperan los mismos  milagros que en las grandes religiones monoteístas, la reencarnación como un beneficio, la creencia en almas inmortales , en seres benéficos y maléficos que hay que adorar, incluso se han hecho similitudes con el cristianismo y se puede decir que existe un budismo cristiano.

                    

Un ejemplo muy claro de lo que quiero decir es el siguiente: mis sellos de caligrafía me los hizo mi maestro japonés Abiko Keizo Sensei. Los utilizo a menudo, pero uno de ellos representa en sánscrito la silaba que corresponde al Buda Miroku Bosatsu. También se conoce con el nombre de Maitreya deriva del sánscrito, maitrī, que significa amistad,  compasión, y  benevolencia, hasta aquí bien, un ser humano que representa tres buenas condiciones para vivir cada día: amistad,  compasión, y  benevolencia como únicos objetivos de la vida diaria, sin esperar ninguna recompensa ,ni beneficio futuro. Una buena manera de ser budista.
Pero me dijo también, y aquí la cosa se complica, que  era el buda del futuro. Que según se explica en los textos budistas, la aparición definitiva de Maitreya en el mundo ocurriría dentro de un largo tiempo, que puede variar dependiendo de la interpretación del kalpa como medida de tiempo de la cosmogonía budista. Así, en diferentes Sutras y comentarios se dice que Maitreya aparecerá dentro de 5.670 millones de años, también casi 9 millones de años tras el actual Buda Sakyamuni, o los más cercanos 30.000 años contabilizados por algunos estudiosos. Depende de la interpretación y las fuentes, pero estas cifras deben ser entendidas como parte del esquema cíclico de esa cosmología budista en donde sucesivos Budas aparecen en periodos humanos distintos de florecimiento y destrucción.
E
sta claro que en esta interpretación del significado de Maitreya hay dos vertientes a las que me refiero, por un lado, la que más me interesa, como modelo de comportamiento en la tierra con mis semejantes, una figura de una cualidad humana como es la amistad, la compasión y la benevolencia y por otro lado un delirio dogmático, esotérico, propio de una religión en la que hace aparecer a Miroku Bosatsu o Maytreya como un Cristo que ha de venir a la tierra a redimirnos. Aquí los Cristianos, los judíos y los mahometanos ven lo mismo. El Budismo tambien ofrece la posibilidad de creer en sus dogmas, hacer sus ritos y creer plenamente en las ortodoxias y jerarquías budistas, confiar en la reencarnación, en sus cielos y en sus infiernos.





                                                                 



    

           Maitreya o Miroku Bosatsu. Amistad,  compasión, y  benevolencia en mi estudio.


Una prueba de esta doble condición de Miroku Bosatsu, Maitreya es que se le representa de dos maneras Maitreya sentado, en donde aparece ser una silla, o un trono, pensativo con la mano en la mejilla y por lo tanto melancólico y preocupado y por otro lado, la otra manera  de representarlo es muy diferente, y la más conocida es sin duda de Budai o Hotei, un monje chino quien es recordado como una manifestación de Maitreya. Su aspecto gordinflón, relajado y sonriente, parece más propicio a la amistad,  compasión, y  benevolencia.


Bien esta es la clave de mi Budismo, lo entiendo más como una filosofía de vida que como una religión propiamente dicha.  Me ofrece la posibilidad de aceptar sus fundamentos como una ayuda para la vida, aplicando muchos de sus principios para que las  dificultades de la existencia se hagan más llevaderas. Me ofrece muchas pautas útiles para un buen estar y pasar por la vida. Es lo mismo que encuentro en la filosofía de los antiguos filósofos griegos, como Séneca, Epicuro, Epicteto o Marco Aurelio es decir consejos útiles para el cuidado de sí mismo y de los demás. La cuestión principal es la NO creencia en la trascendencia en lo que va a suceder más allá de la muerte. Yo creo en la vida, nacer, crecer, reproducir, morir son los infinitivos principales. Eso no niega las preguntas sobre el origen de la vida, la naturaleza, las estrellas , el cosmos y mi ansia de comunicar con ellos, encontré en el budismo una filosofía de comportamiento . El Budismo se basa en unas ideas muy simples  que consisten en reconocer que  el dolor existe, que formaba parte de la existencia, también la muerte y que eso causaba sufrimiento. Es decir que debía aceptar la existencia del  dolor, también, que debía existir una causa de ese dolor , también que el dolor podría cesar si  me lo proponía y además me ofrecía ocho fármacos para que pudiera conseguir este objetivo y ser más feliz. Todo basado en un principio de realidad. En la entrada de casa tengo dos figuras, una de Buda haciendo Mudra ‘bhumisparsha’ y la otra un busto clásico de Séneca.
El Buda ‘bhumisparsha’ siempre se representa sentado, con la mano derecha descansando sobre la rodilla y con los dedos apuntando hacia el suelo. La mano derecha se apoya en el regazo, con la palma hacia arriba. ‘Bhumisparsha’ significa ‘tocar la tierra’ o ‘llamar a la tierra como testigo’. Este mudra también representa el momento en el que Buda se iluminó bajo el árbol de Bodhi. Eso mismo llamar a la tierra como testigo, el camino que está debajo de tus pies, la fuerza de lo real.



                                  


    El Buda ‘bhumisparsha’ me recibe y me despide de casa cada día. Los cinco dedos extendidos representan las cinco perfecciones: generosidad, moralidad, paciencia, esfuerzo y concentración. El mudra de este buda   significa compasión y caridad. Estas máximas son muy  útiles para vivir aquí en la tierra. Son filosofías de vida. Este Buda ya estaba en casa de mis padres, mi padre le llamaba el “manitas” y teníamos la costumbre de acariciar la mano al pasar.
 Séneca se lo mira como un buen compañero de camino. Séneca representa, más allá de trascendencias de cielos e infiernos, un comportamiento correcto ante la vida basado en la aceptación, la serenidad  y la imperturbabilidad como logros de su filosofía.



                                  


Otra cuestión, muy importante, son las técnicas, una especie de gimnasias interna y externas del cuerpo que nos posibilitan diversos logros, para ello es muy importante la atención plena, el serenar la mente, eliminar el pensamiento lógico racional dualista, fomentar la energía que nos comunica físicamente con los otros seres, ya que no somos mejor que un liquen o un escarabajo, en ellos se encuentran los mismos principios de la secuencia de la vida como ya ha demostrado la ciencia.  Lo bueno del Budismo es que no te dice lo que debes creer y ya está, sino que te dá unas herramientas empíricas, experimentables por cada uno al margen de creencias.
La meditación, el za zen que practico no es otra cosa que za que quiere decir sentarse y zen que quiere decir meditación, un buen remedio  para el encuentro consigo mismo con plena atención y una buena manera de potenciar mediante la respiración el contacto incluso con la bóveda terrestre. En el Taichi se nota que el cuerpo esta de determinadas maneras, para que la energía circule y fluya con fines marciales, terapéuticos o sencillamente meditativos sobre el propio cuerpo, la postura de una planta de pie en el suelo determina la plenitud o el fracaso.

  

         
En todas las artes que practico estos son los principios comunes que he llamado la esfera virtuosa: postura corporal, arraigamiento en el cielo y en la tierra, la atención que facilita el desarrollo de la intuición, la manera de respirar, la exploración del “ki”  vital, la energía. 
Este apunte, sobre mi manera de ser budista, puede ser mucho más detallado y extenso, lo haré. Pero lo más 
significativo ya está dicho. Puedo decir que soy de filosofía budista, nací en el signo de acuario, soy gordo, y quiero ser relajado y sonriente, y sobre todo ser capaz de dar amistad,  compasión, y  benevolencia.                                      



ZEN PASIÓN




Hace unos días, escuché en una entrevista al maestro zen “Dokusho”  Villalba  que decía que le gustaba escuchar flamenco, otro maestro zen y amigo, Josep Manel “Sôsen” Campillo ha optado por lanzar unas soflamas políticas en sus foros a favor de la independencia  de Cataluña y hace pocos días, una queridísima  amiga que practica  Taichi  con un profundo sentimiento interno,  me quería convencer de que el Tango no se distingue mucho del Taichi.  Los avatares de la vida que canta Pepe Marchena, el Camarón o el Capullo de Jerez están llenos de pasión, como las arengas políticas y el amor  despechado, profundo y canalla de un tango de Troilo.
Yo me encuentro muy a gusto cuando los sentimientos me desbordan, cuando noto palpitar el corazón y asoma la pasión en mis ojos con un brillo especial.
En esos momentos, a mi, como a los amigos citados, nos embarga un sentimiento profundo que tiene mucho de placer realizado, pero aún más de insatisfacción por no tener lo deseado, sea debido a una decepción nacional por la frustración ante la imposibilidad de la independencia, o sea por la terrible dependencia de la pasión a causa del amor y su ausencia.
Todos hemos conocido esta extraña sensación de estar poseídos por la doble condición de placer y dolor que produce la pasión. Es así, que en todos los casos surge el sufrimiento. 
Depende de nosotros querer vivir en la frontera, tomar la vida como una condición inevitable de vivir así siempre o aspirar a una conciencia diferente, quizá superior, en la que no nos veamos afectados por el sufrimiento que genera la pasión.
El sufrimiento se da cuando estamos aferrados a las cosas y estas desaparecen, el dolor de la separación, a su vez, nos recuerda que todo está sometido a la caducidad del tiempo, todo se marchita, nada permanece, y lo que creíamos sustancial se convierte es sustituible. No obtener lo que se desea es sufrimiento, separarse de lo que a uno le gusta es sufrimiento también. ¿Unirse, separarse, negar la caducidad del tiempo, rechazar la vejez o la muerte que debemos hacer? Ser Budista no es otra cosa que darse cuenta, con plena atención, de que ese dolor existe y conocer un camino para que cese la pasión sin perderla.

La resolución de esa extraña paradoja crea felicidad. Jesús “Joshu” M.C.



ROHATSU 2018.CAN MU

HACE UNOS DÍAS ANUNCIÉ QUE HABRÍA UNA CONJUNCIÓN LUNA / VENUS. 
AHORA, ENTRE EL DÍA 6 Y 8 DE DICIEMBRE, SE CELEBRA EL ROHATSU.
MILES DE PRACTICANTES DE BUDISMO ZEN DEL TODO EL MUNDO CELEBRAN HACIENDO ZAZEN LA ILUMINACIÓN DE BUDA QUE SEGÚN SE DICE  LA ALCANZÓ  AL SALIR DE ZAZEN Y VER EN EL CIELO EL RESPLANDECIENTE VENUS. DE ESO HACE 2.500 AÑOS.

EN CAN MU ESTOY DISPUESTO.















No hay comentarios:

Publicar un comentario