POEMAS /HAIKUS
















2. Haiku de Otoño. Shiki. 2020. Tinta jap. papel Gampi Inshu Aoya 35×137 cm


Frases / poemas

Los poemas chinos y japoneses son una parte muy conocida de la tradición oriental. Las frases sapienciales y los fragmentos de textos tienen también valor literario. Los haikus son estacionales he aquí algunos de otoño. 1. Shiki nos habla de la fugacidad escribiendo sobre lo difícil que es pintar flores en otoño, caen sin cesar. 2. Brisa de otoño, vivimos y nos miramos, tu y yo. Shiki 3. La poesía china tiene un monumento en Lanting Xu (Fragmento) de Wang Xizhi. 4. Versión estilo libre del haiku de Otoño número dos de Shiki.



















COPIA DE JOSHU  DEL PABELLÓN DE LAS ORQUÍDEAS. 
DE WANG XIZHI (353 D.C)

























 



















  




COPIA DE JOSHU  DEL PABELLÓN DE LAS ORQUÍDEAS. 
DE WANG XIZHI (353 D.C) EN  FONDO BLANCO




                                              



















Situado en el sudoeste de Shaoxing, el Pabellón Lan es muy conocido gracias al maestro calígrafo Wang Xizhi de la Dinastía Jin del Este. En el año 353, Wang Xizhi escribió un artículo llamado "El Prólogo a la Colección del Pabellón Lanting", valioso tanto por la caligrafía como por su talento literario. Desde entonces, Wang Xizhi fue proclamado "el sabio de los calígrafos" y el Pabellón Lan se hizo famoso. Actualmente, el Pabellón Lan ha sido reconvertido en el Parque del Pabellón Lan y es muy popular tanto entre los habitantes de la zona como los visitantes extranjeros.   


TRADUCCIÓN DEL "PREFACIO A LOS POEMAS COMPUESTOS EN EL PABELLÓN DE LAS ORQUÍDEAS"
En el noveno año de la era Yung-ho, al comienzo del último mes de la primavera, cuando el calendario señalaba kuei-chou, nos reunimos en el Pabellón de las Orquídeas en Kuan-ji, para celebrar la Festividad de la Inmersión.
Fue una reunión de todos hombres honorables, los jóvenes junto a los viejos. Rodeados por altísimas montañas y empinadas colinas, espesos bosques y enormes bambúes, junto al arroyo de aguas cristalinas sobre el que se reflejaba todo el paisaje de alrededor, y que había sido reencausado para poder jugar al juego de las copas de vino flotantes, todo a lo largo de su curvado curso.
 Nos sentamos según fuimos llegando. Y aunque no estábamos acompañados por los magníficos sonidos de flautas y cuerdas, apenas unas copas de vino y luego un poema, fueron suficientes para remover nuestros más íntimos sentimientos. El cielo estaba despejado y puro el aire. Corría una brisa muy agradable. Al contemplar hacia arriba apreciamos la inmensidad del universo; hacia abajo la abundancia de seres vivos. Dejamos vagar la mirada, y nuestras emociones fueron emergiendo de modo que disfrutamos más aún de todo aquel entorno pleno de rincones y sonidos maravillosos. ¡Qué gran felicidad, ciertamente!
Los hombres se reúnen en grupos de amigos durante lo que dura su vida. Algunos se contentan con liberar sus más íntimos sentimientos sólo en conversaciones privadas mantenidas en habitaciones. Otros, en cambio, no dudan en dar rienda suelta a sus deseos y viven alocada y salvajemente. Y aunque los temperamentos y preferencias sean tan distintos, ambos tratan de obtener placer de cada circunstancia, entregándose a ello felices, abstraídos por el momento y sin darse cuenta de cómo la vejez se aproxima. Y cuando la fiesta termina, dejan seguir curso a sus sentimientos y quedan inmersos en una profunda melancolía. Lo que tanto placer les brindó ha desaparecido en lo que dura un suspiro, ¿cómo sus corazones no van a sentirse destrozados? Más aún, la longevidad depende de la naturaleza y su constante transformación: y todo llega a un fin. Un viejo dicho asegura que “La vida y la muerte son las únicas cuestiones importantes”. ¿No es razón suficiente como para sentirse triste?
 Cada vez que leo en sus escritos cómo los antiguos se veían afectados por esta misma tristeza, siento que se reúnen dos mitades. Siempre me conmuevo al leerlos y no me doy bien cuenta de por qué. No me brinda mucho consuelo afirmar que vida y muerte son lo mismo; ni que tratar de alcanzar la longevidad de los inmortales es un disparate. Lectores del futuro volverán a estos días de hoy del mismo modo que nosotros ahora miramos al pasado. ¡Qué triste que es todo! Así pues, he recolectado lo que han escrito mis compañeros y lo he trascrito aquí.
Aunque las circunstancias cambian, y los hombres habitan en mundos diferentes, lo que mueve a la melancolía y lleva a componer poemas, es lo mismo. Quizá los lectores del futuro también se sentirán conmovidos por estos escritos.









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